miércoles, 26 de septiembre de 2012

El Apartamento!

Ahh, ese pedazo de viaje que nos marcamos. Pero bueno, después de 16 horas, al fin llegamos al piso. Entramos por la puerta, y lo primero que vemos es una telaraña. Y digo "vemos" porque es imposible no ver algo que se te incrusta en la córnea de sopetón.Y es que nuestro apartamento parecía (gracias a Jesucristo Superstar puedo hablar en pasado) la Reserva Internacional de Arañas de Dinamarca y Alrededores. 

Y es que según parecía, el piso llevaba cerrado desde marzo, así que haceros una idea de la metrópolis arácnida a la que llegamos. Y lo más gracioso de todo es que no había nada en el piso para poder quitar las telarañas. NA-DA. Qué coj**es, no había nada de nada. Ni un vaso. Ni un plato. Ni una sartén o un mísero tenedor. A Jod**se toca.

Bueno, para qué engañarnos, había un rollo de papel de váter, puesto en su sitio y todo. Qué gente más considerada eh?



Así que imaginaos la tesitura y la bajona máxima que nos entró. Llegas reventado de un viaje eterno, y te encuentras con un piso comido de mierda (ya no sólo eran telarañas, había una capa de mierda en el suelo que ríete tu de la pista central de Roland Garros), con un pestazo a cerrado de la leche. Y el váter... Amigo mío el váter... En fin. Y lo peor es que no puedes limpiarlo, ya que no tienes nada, ni puedes ir a comprar, porque son las nueve de la noche y está todo cerrado (ya hablaremos de los horarios de aquí en otra entrada del blog ¬¬). 

A todo ello sumadle el hambre que teníamos ya. Así que nada, FUCK THAT SHIT, soltamos las maletas y vámonos para el McDonal's que vimos cerca de la estación. Gracias a la amable transportista de equipajes Wiebke llegamos sin perdernos, ya que nos dió un pequeño mapita del pueblo, tamaño sábana, comodísmo de llevar el el bolso luego de haberlo plegado unas treinta veces :).

No comentaré nada del show que fue pedir de comer a una tipa que no entendía ni papa de inglés, menos mal que las lecciones de Barrio Sésamo son internacionales y así se comunica cualquiera. Ya fuera de bromas, si tenéis algún cacharro que provoque amnesia selectiva e indefinida dejádmelo YA.


En fin, luego de una buena pateada para ir y volver de cenar, de nuevo en el cuchitril pisito. A resignarse, poner las sábanas en las camas (Síiii, había dos camas, creéroslo, y hasta mesas y sillas, el colmo del lujo) y a dormir, que mañana sería otro día. Otro día en el que medio limpiaríamos algo y conseguiríamos los cubiertos y demás menesteres para la cocina. Pero lo dejo para la próxima entrada :)


martes, 25 de septiembre de 2012

Diario de un viaje, 3ª Parte: La llegada!

Al fin. Después de una mañana larguísima, el avión toma tierra. Lo primero que piensas cuando te asomas por la ventana es "J**er, qué mal tiempo hace". Y efectivamente, viniendo de las calurosas tierras del sur de España a finales de verano, sales por la cabina del avión y notas que ya no estás en España. Hace frío.

Con nuestro equipaje de mano y nuestro portátil, nos dirigimos a recoger nuestras maletas. Y ahí vienen, en mi caso, con sus veinte quilos de film transparente (cortesía de mamá), no sea que a cualquier operario le dé por abrirlas y mangarme los calcetines.

Y llega lo bueno. Dos maletas grandes + macuto de mano + maletín de portátil = Un viaje divertido y relajado de coj**es. Pero antes de ir a coger el tren, son las tres y media y tenemos hambre, así que, ¿Qué mejor primera comida danesa que unos buenos perritos calientes?


Como comprobaremos más tarde al llegar aquí, parece que es el manjar del lugar. En cada esquina del pueblo te encuentras con un puesto de perritos calientes, hasta en las gasolineras. Con su buena salchicha gorda de pellejo duro :).

En fín, después de este mínimo descansito, salimos de la zona de llegada. El aeropuerto es como si estuvieses debajo de un gigantesco avión de papel.


Luego de admirar la arquitectura del lugar, compramos los billetes de tren (no sin formar una cola, llamadnos torpes), y bajamos a la estación. Recordemos la importante cantidad de maletas con las que íbamos acarreando.


[ironic]Por si no lo había comentado ya, cargar con las maletas tren arriba y tren abajo es mazo de divertido, sobre todo la parte en la que tienes que entrar el último en el tren y pasarte las dos horas de viaje de pie al lado de la puerta, por lo que el camino se nos hizo supercortísimo de la muerte.[/ironic]

Tren hacia Copenhague, tren hacia Nykobing, y en unas dos horitas llegamos a la estación del pueblo, donde una amabilísima Wiebke (compañera de la universidad) se ofreció a llevarnos a nuestro pisito y darnos la "llave".


Decir que el concepto "llevar" que tiene aquí la gente debe de ser diferente, puesto que aquí nuestra amiga se ofreció de manera absolutamente desinteresada a hablar con un taxista e indicarle el camino, dejandonos a nosotros con la factura mientras ella se alejaba en su medio de transporte, con el que pensé que nos recojería hasta que lo vi. Una focking bicicleta, muy al estilo danés :).

Y con estas llegamos al piso, a las 20:38 de la noche, despierto desde las 4 de la mañana y sin haber dormido lo que viene siendo NA. Calculad vosotros las horas de viaje que a mí me da la risa.

En próximas entradas iremos comentando como nos encontramos nuestro lujoso apartamento y lo superequipado que estaba.

PD: Mi sarcasmómetro acaba de explotar.



miércoles, 19 de septiembre de 2012

Diario de un viaje, 2ª Parte: El vuelo!

Una vez que dejas a tu familia, te diriges al interior del aeropuerto. Buscas en los letreros y ¡Tachán!, ahí está tu vuelo, y tu correspondiente puerta de embarque. Muerto de sueño, cargas con tu equipaje de mano y tu portátil y te pones a esperar. En nuestro caso, la espera en el aeropuerto de Sevilla fue mínima, así que cuando quieres darte cuenta, estás montado esperando a que despegue.


Llegas a Madrid en menos de una hora, y te preparas para (en nuestro caso) la espera de verdad. Cuatro largas horas para salir hacia el aeropuerto CPH. Y se hacen largas de verdad. Ves como amanece, intentas dormitar un poco pero se hace imposible, los asientos son de lo más incómodo. Intentas conectar el móvil por Wifi pero ¡Oh!, ¡Sorpresa!, es de pago!.

Así que al final te resignas, te pillas algo para desayunar y te apalancas en cualquier lado, viendo los Paralímpicos 2012 en las televisiones de por ahí.

Cuando por fin es la hora, vuelta a acarrear el equipaje, y de nuevo al avión. Este ya es un señor viaje, de unas tres horas. De nuevo, intentas dormir un poco en el avión. Hay quién lo consigue antes de que despegue (ejem Manu ejem) y ahí quién, como yo, es incapaz. A la incomodidad de un asiento de avión súmale los nervios, y verás que cóctel más bueno para intentar dormir. Así que, de nuevo, te resignas, te pones tu Ipod, y a pasar el rato.

Y sales del país. Para mí todo un acontecimiento, ya que es la primera vez. Sobrevuelas por paisajes que no te suenan, y entre unas cosas y otras, estás en Dinamarca. Ves los molinos dentro del agua, ves el aeropuerto con forma de avión y piensas... Ya estamos aquí!


viernes, 14 de septiembre de 2012

Diario de un viaje, 1ª Parte: La Despedida

Levantarse a las 4 de la mañana, después de pasar la "noche" abrazado con tu novia, es dobemente duro. Duro por el madrugón, por no haber dormido nada por los nervios, pero especialmente duro porque huele a despedida.

Te levantas, te duchas, te vistes. Te plantas en el salón, donde las maletas te esperan. Vas a tu cuarto, echas un último vistazo para evitar olvidos de última hora. Tu gente se está vistiendo para acompañarte al aeropuerto. Cuando todos estáis listos, cargáis los bártulos en el coche y salís.

Es un viaje de apenas 10 minutos, minutos que pasas de la mano de tu novia, montado en la parte de atrás del coche, con un pellizco en el corazón. Todos sabéis que te vas lejos, y el tiempo en el coche vuela.

Llegas al aeropuerto y ¡sorpresa!, tus amigos de verdad están ahí, esperando, a las cinco de la mañana, para despedirte. Una vez que mi compañero Manuel llega al aeropuerto, llegó la hora. Abrazas a tus padres, a tu hermana, a tus amigos... Y ahí está ella, con lágrimas en los ojos y el corazón en un puño. Os fundís en abrazos, besos, y pasas los peores 30 segundos de tu vida. Como he dicho, llegó la hora.

Pasáis la puerta de embarque, entráis donde ellos ya no pueden, y te alejas. Ellos te ven alejarte. Os saludaís con la mano por encima del resto de pasajeros, os tiráis besos. Y por fin, con tu compañero de viaje y con las maletas en la mano, os dirigís al avión. El momento más duro ha pasado, está hecho. Te vas!

Ya estamos aqui!

A pesar del título, ya llevamos aquí un par de semanas, desde el día 1 de Septiembre.

La razón por la cual no hemos escrito nada en el blog es porque hemos estado liadísimos estos días. Pero la clave principal ha sido que no tenemos (aún) wifi en el piso. Si no pasa nada raro, el martes que viene ya tendremos, así que podremos mantener el blog más actualizado.

En próximas entradas comentaré un poco sobre el viaje hasta aquí y como hemos pasado estas dos semanas.

Saludos!