domingo, 11 de noviembre de 2012

Poniéndonos al día: Las semanas de HORROR

Después de más de un mes con una carencia de ganas literarias de proporciones épicas, vuelvo por estos lares. Y es que se te hace muy difícil hablar de cosas que han pasado hace bastante, e irte dejando en el tintero cosas más actuales. Vamos, que vas haciendo una bola cual escarabajo pelotero que después no hay quién se la trague.

Anyway, como lo prometido sique siendo deuda 40 días después, voy a hacer un breve resumencillo de lo que fueron las peores semanas de nuestra estancia en el culo de Dinamarca este bello pueblo.


Con nuestro piso medianamente equipado, aún teníamos un grave problema. Bueno, varios problemas. El primero de ellos era el internet. Y es que, en los tiempos que corren, "ande" vas tú por la vida sin internet. Pues imaginaos. Aprovechando los días que teníamos clase, al salir de las mismas pues nos quedábamos en las aulas a hablar con la familia, con la novia, y a comunicarnos con el mundo, básicamente. Así, hablábamos por Skype y nos descargábamos películas o series para matar el rato de vuelta en el piso. Hasta aquí todo medianamente aceptable, buena conexión y sin horarios para salir de los edificios, como si quieres quedarte en las aulas a hacer botellona (hechos reales LOL)

El problema real venía cuando no teníamos clase. Portátil al hombro y pateo de 15 minutos a la universidad, únicamente para que tu familia supiera que no te ha comido un pingüino o algo por el estilo.


Si tenías suerte y pillabas los edificios abiertos pues de lujo, ya que no tenáimos (y seguimos sin tener) el carnet de estudiante que nos da acceso a los mismos. Pero si los pillabas cerrados, toca hablar desde fuera. Y mi problema añadido es que mi batería del portátil no dura cinco minutos sin estar enchufada, con lo que más de una vez me veía habiendo cargado con el portátil para acabar hablando desde el móvil (bendito sea).

Había días que era una verdadero putadón fastidio tener que salir del piso, sobre todo si hacía mal tiempo, para poder hablar con tu gente, por lo que tiras de llamadas de teléfono y mensajes, con el dolor de pulmón que eso conlleva.

Otro problema, el simple hecho de tener que ir andando a todos sitios, y no sólo eso, sino que no puedes ni apuntarte ni al gimnasio porque tardarías más en ir y venir que en entrenar. El hecho de sentirte aislado (recordar que vivimos en el extremo de un pueblo del extremo de Dinamarca, estoy en Dinamarca por metros vaya) es lo peor, ir a cualquier lado, sobre todo si vas a volver cargado (ver entrada anterior) es un coñazo.

Me gustaría profundizar más en el sufrimiento de estas semanas (fueron dos o tres), pero básicamente diré que en escasos dos días, conseguimos un par de bicicletas, nos instalaron internet en el piso, y me dejaron un carnet provisional para entrar en los edificios como Pedro por su casa.

Y creedme, después de pasar un par de semanas así, el simple hecho de tirate en la cama y poder hablar con quien quieras lo valoras como nunca. O el poder ir a otro supermercado que no sea el que tenemos justo al lado, aunque sea para comprar cocacola.

Mañana o pasado iré resumiendo estos dos meses aquí de manera más rapida, y así nos ponemos al día con futuros eventos. Hablaré un poco de como me apunté al gimnasio, el tiempo que suele hacer por aquí, y básicamente como mato el tiempo, por no matar un gato o algo. Paz :)